Hola,
Esta entrada espero que os llegue tanto al corazón, que yo pueda expresar con palabras los sentimientos que me tienen con el corazón encogido.
Desde el mes de Noviembre estoy cuidando a un matrimonio mayor, por petición de una amistad. Yo no me dedico a ello, no cobro por ello, lo estoy haciendo sin beneficio ninguno, bueno miento, a veces me dan una docena de huevos, me preparan una compota para tomar café con ellos.
Son dos personas de 88 y 79 años de edad. Ella está muy enferma de cáncer a las puertas de....
Ella estaba en clases de patchwork y bordado conmigo. Es una persona muy educada e inteligente. De hecho ha sido enfermera.
Cuando le detectaron hace 3 años la enfermedad, yo casi no tenía relación con ella, lo típico en clases, pero ella no era muy dada a relacionarse.
Pero desde hace un año empecé a verla de vez en cuando y me dijo que echaba de menos mis clases,pero que no quería salir de casa por motivos aparentes (su enfermedad y lo que conlleva), entonces le propuse que hiciera punto de cruz.
Empezó y era muy habilidosa con la aguja. Algún día os enseñaré los manteles y las colchas de ganchillo que tiene. Son obras de arte.
Bueno pues yo desde noviembre voy dos días a la semana, estoy con ella, a veces el también está haciéndonos compañía, bordando, hablando y demás.
Les hago compra y a veces les limpio, porque a pesar de todo lo que tienen están solitos. Los hijos solo esperan que fallezcan para heredar, pero no van ni a visitarlos. Muy triste.
Como digo, les hacía compra, eso era que muchas veces me iba a la mercería a buscarle hilos y tela para seguir bordando, Y un día me llama la chica de la mercería y me pide que pase por allí que tiene que hablar conmigo.
Cuando llego me entrega una caja y me dice que es un regalo de Flora y José por todo lo que estoy haciendo por ellos.
Llego a casa y cuando la abro me encuentro con esto.
Es un mueble original que tenía la mercería a la venta sin los hilos porque les había venido con un rascazo en el último cajón.
Así me fui a junto de ellos a agradecerles, con lágrimas en los ojos, porque no creo que yo me merezca este regalo.
Y la contestación de ellos es que el regalo soy yo, por quitar un tiempo de mi familia para dedicárselo a ellos.
No tengo nada que añadir.
Estas líneas están escritas con el corazón.
Una pena que la gente piense que los mayores son un estorbo. A veces son una fuente de sabiduría.
Gracias a la vida, por ponérlos en mi camino.
Dios mío, no tanto sufrimiento. Si es su hora, que se vaya tranquilina y en paz.
Feliz Semana.
Un besín.
No hay comentarios:
Publicar un comentario